“los distintos alimentos nos pueden cambiar nuestra forma de ser y
de pensar. De hecho, somos lo que comemos”.
Chocolate vida, energía,
placeres y seducción:
Cada mañana allí esta, llenando de vitalidad cada rincón de
ese cuerpo que agobiado o no, debe salir y afrontar los obstáculos del mundo
real y sea visto como placer o no, siempre hay algo que llena y motiva el incentivo
humano para hacer, perecer o simplemente dejar de ver, todo esto ligado a lo deliciosamente
sensual de algún tipo de manipulación.
Esos placeres que hacen que nada importe y brindan confort
tanto al cuerpo y el alma, rejuveneciendo y renovando las perspectivas,
sustituyendo emociones o sensaciones que solo se creían encontrar en ciertos
lugares o individuos y así como la mejor de las drogas no somos más q esclavos
de esa adicción que como todas se convierte en una especie de prisión o
aprovechamiento, la cual mediante el manejo controlado y camuflado, logra el
absoluto dominio de ese prozac social y alimento de masas.
Esta especie de consumo de placer hace del poder adquisitivo
un factor de quiebre y faustuoso aprovechamiento, para así llevar las riendas
como lo desean y que en realidad sin importar en futuro o en los demás, se
explota consume y reparte a su antojo y mejor postor, provocando el a debacle
de las condiciones naturales superando la demanda a la oferta, obligando
finalmente a que todo llegue a valores incalculables e ilógicos para el acceso
generalizado.
“Soñar con bombones de
chocolate es un sueño con diferentes interpretaciones ya que puede significar
que estamos derrochando el dinero y también que pueden haber personas que nos
adulan para sacar beneficios, especialmente si nos obsequian esos chocolates.”
Esta postura o interpretación onírica, se acerca mucho al
desarrollo y punto preciso de la dinámica conceptual que pretende trasmitir el
gesto plástico y su contexto.
“EL CHOCOLATE DEL LORO”
En el siglo XVII, la
forma más extendida de agasajar a los invitados era ofrecerles una taza de
chocolate con rebanadas de pan. Y durante el siglo XVIII se convirtió en la
bebida nacional a pesar de su precio, por lo que sólo podían derrocharlo los
que habían hecho las Américas y gozaban de buena posición económica.
Estos indianos solían
tener un loro en casa como recuerdo de su antigua vida americana, y le ponían
en la jaula algo de chocolate de baja calidad para que lo picoteara.
Cuando alguna familia
adinerada iba a menos, trataba de ocultar el declive económico guardando las
apariencias, y lo más aparente era seguir consumiendo chocolate y seguir
ofreciéndolo a los invitados; pero suprimían la ración del loro, lo que suponía
un ahorro mínimo que no paliaba la situación.
Así como lo plantea la historia, nos vemos atados a lo que
dispongan, y si. Ya sea como a niños llenos de esa inocencia ya no tan bella o
porque no, animales, ovejas, conejos , canarios o lo que sea, en donde solo
falta la jaula o el collar para que la obviedad sea aun mas señalada, somos
comprados y luego podo a poco se va perdiendo y van recuperando ese mucho de
nada que recibimos, mientras se quedan con el todo de siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario