jueves, 18 de octubre de 2012

CONCEPTOS


“los distintos alimentos nos pueden cambiar nuestra forma de ser y de pensar. De hecho, somos lo que comemos”.

Chocolate vida, energía, placeres y seducción:

Cada mañana allí esta, llenando de vitalidad cada rincón de ese cuerpo que agobiado o no, debe salir y afrontar los obstáculos del mundo real y sea visto como placer o no, siempre hay algo que llena y motiva el incentivo humano para hacer, perecer o simplemente dejar de ver, todo esto ligado a lo deliciosamente sensual de algún tipo de manipulación.
Esos placeres que hacen que nada importe y brindan confort tanto al cuerpo y el alma, rejuveneciendo y renovando las perspectivas, sustituyendo emociones o sensaciones que solo se creían encontrar en ciertos lugares o individuos y así como la mejor de las drogas no somos más q esclavos de esa adicción que como todas se convierte en una especie de prisión o aprovechamiento, la cual mediante el manejo controlado y camuflado, logra el absoluto dominio de ese prozac social y alimento de masas.
Esta especie de consumo de placer hace del poder adquisitivo un factor de quiebre y faustuoso aprovechamiento, para así llevar las riendas como lo desean y que en realidad sin importar en futuro o en los demás, se explota consume y reparte a su antojo y mejor postor, provocando el a debacle de las condiciones naturales superando la demanda a la oferta, obligando finalmente a que todo llegue a valores incalculables e ilógicos para el acceso generalizado.

“Soñar con bombones de chocolate es un sueño con diferentes interpretaciones ya que puede significar que estamos derrochando el dinero y también que pueden haber personas que nos adulan para sacar beneficios, especialmente si nos obsequian esos chocolates.”
Esta postura o interpretación onírica, se acerca mucho al desarrollo y punto preciso de la dinámica conceptual que pretende trasmitir el gesto plástico y su contexto.




“EL CHOCOLATE DEL LORO”

En el siglo XVII, la forma más extendida de agasajar a los invitados era ofrecerles una taza de chocolate con rebanadas de pan. Y durante el siglo XVIII se convirtió en la bebida nacional a pesar de su precio, por lo que sólo podían derrocharlo los que habían hecho las Américas y gozaban de buena posición económica.
Estos indianos solían tener un loro en casa como recuerdo de su antigua vida americana, y le ponían en la jaula algo de chocolate de baja calidad para que lo picoteara.
Cuando alguna familia adinerada iba a menos, trataba de ocultar el declive económico guardando las apariencias, y lo más aparente era seguir consumiendo chocolate y seguir ofreciéndolo a los invitados; pero suprimían la ración del loro, lo que suponía un ahorro mínimo que no paliaba la situación.

Así como lo plantea la historia, nos vemos atados a lo que dispongan, y si. Ya sea como a niños llenos de esa inocencia ya no tan bella o porque no, animales, ovejas, conejos , canarios o lo que sea, en donde solo falta la jaula o el collar para que la obviedad sea aun mas señalada, somos comprados y luego podo a poco se va perdiendo y van recuperando ese mucho de nada que recibimos, mientras se quedan con el todo de siempre.

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